lunes, 12 de octubre de 2009

La conceptualizacion del termino narcisismo como manifiesto del primer amor.

Desde el principio de la historia psicoanalica la introducción de nuevas conceptualizaciones a la estructuración de la teoría fue constante, se dice que conceptos como la pulsión de muerte y la pulsión de vida se introdujeron y tomaron terreno en el campo del psicoanálisis.
Es el caso también del narcisismo que antecede a los dos anteriores y cuyo origen de la palabra nos remite a la mitología griega, ‘’narciso’’ particularmente se dice que este concepto fue conjeturado a partir de la obra; Las metamorfosis, del poeta griego Ovidio Nasón, el cual hace énfasis a la historia de narciso y la ninfa eco, en la cual relata el amor que esta ninfa le tenia a narciso sin embargo a este le era indiferente, por lo que la ninfa eco totalmente desconsolada, se refugio en una cueva y quedose ahí por la eternidad repitiendo con su voz tenue y lastimosa la ultima de las palabras mencionadas de cualquier persona que pasara por ahí, mientras tanto narciso fue castigado por la indiferencia tan cruel y fue expuesto en una fuente a su reflejo del cual quedo completamente enamorado.
Se dice entonces que Freud toma el concepto narcisismo de este mito y lo incorpora a la fundamentación de su teoría basándose en la estructuración de una representación simbólica de manera inconsciente de un amor hacia la misma persona del sujeto, diferenciándola de la función de autoconcervacion y de lo sexual como lo enmarca en su primer análisis de la pulsión. ‘’Freud distingue las funciones de autoconcervacion de la pulsión sexual, que nace apoyada en aquellas. Notemos que la sexualidad nunca se presenta en la teoría psicoanalítica, como único principio explicativo, sino como uno de los términos de un dualismo’’. Se entiende entonces que al hablar de dualismo se refiere a que no solo la pulsión sexual tiene influencia en esta representación del sujeto de su amor hacia si mismo o el llamado ‘’amor a la propia imagen’’. Sino que existe otra fuerza detonante de esta situación.
Para Freud la neurosis se manifiesta a través del estado consciente basada principal y meticulosamente en un conflicto entre las pulsiones sexuales y el yo, sin embargo con esta idea podría llegar a sonar incoherente la fundamentación de dicho conflicto ya que estos no se expresaban totalmente y de una manera regia por medio del consiente, por lo que se respalda en otro concepto llamado represión, y de esta manera Freud logra explicar los conflictos manteniendo la idea de que por medio de la represión estos pasaban a lo inconsciente y logra separar así a los conflictos de lo consiente. Surgen entonces cuestiones que hacen a Freud replantear sus ideas con respecto al papel que cumple el yo en los conflictos antes mencionados ya que al hablar de esta separación, las funciones del yo eran incongruentes, en su primer teoría de las pulsiones Freud se ve determinado por la incongruencia, por lo que para explicar la función del yo se sostiene en la elaboración de una fundamentación de las necesidades y las funciones vitales a la cual llama pulsiones de autoconservación, ‘’estas funcionan de acuerdo con el principio de realidad y están vinculadas con las representaciones que configuran al yo’’. Esta relatividad contextual entre los sistemas; consciente e inconsciente, es mencionada ya que esto origina que la conceptualización del termino narcisismo, lleve a Freud a la confirmación de lo erróneo del enfoque conflictual entre las pulsiones que van en función de la búsqueda del placer y las configuraciones yoicas.
El termino narcisismo empieza a ser fundamental en la teoría psicoanalítica. Freud señala al narcisismo como un proceso normal en la consecución de la evolución psicosexual ya que después del apego hacia la madre y el odio hacia el padre en lo que es el llamado el complejo de Edipo el sujeto logra tener identificación con la figura de la madre; la mujer, y busca entonces en relación a su propia imagen, en lo externo aquello que lo lleve a solventar las representaciones de las funciones primarias de la pulsión, a través de estas ideas y otras tantas sobre el desprendimiento de la libido del los objetos externos, que es a lo que se le conoce como el dominio de la realidad interna sobre la realidad externa, Freud postula la existencia del llamado Narcisismo primario que esta matizado principalmente entonces por esa predominancia de lo interno, la fuerza de las ideas del niño y la relatividad del yo con el desprendimiento de la carga libidinal de lo externo.
Entonces ya elaboradas estas conjeturas se logra apreciar la influencia de la introducción del narcisismo a la teoría psicoanalítica, ya que queda claro de antemano la idea de que la representación objetal de una identificación externa por medio de las expresiones consientes del yo, ahora son parte de esta contextualización de los sistemas y que el relativismo en el que el papel funcional del yo se ve envuelto es el resultado de las manifestaciones arcaicas y displicentes de la significación de los conceptos como tal en su significación ante la necesaria concretización del narcisismo primario. Se cree entonces que el termino narcisismo viene a jugar un papel subjetivo y metafórico ya que se convierte en el aliado en la estructuración del yo, se distingue por primera vez entonces la libido narcisista entendiéndose como libido del yo y la libido objetal que se dirige a lo externo y que se da a partir de la formación del narcisismo primario.

Si se tuviese que enmarcar alguna de las funciones del narcisismo esa seria denotar que antes de lograr amar a lo externo se ama en función de uno mismo, en función del yo, recordando que este ultimo se constituye por una imagen del cuerpo, de la imagen del sujeto es decir del autoconocimiento primario de nuestro cuerpo desde la diferenciación de sexos por rasgos y características, y no simplemente de la representación de una identificación en función de lo externo ya que sin la separación de la carga libidinal de lo externo y las características megalomaniacas que refiere a un estado psicopatológico caracterizado por delirios de grandeza, y poder, lo que en otras palabras es el papel del domino de una de las dos realidades, no se estructuraría entonces la libido objetal conociendo también que este termino nos muestra en su cara lateral el principio del llamado amor al objeto.

‘’No hay amor al otro sin amor al yo’’.

bibliografia: Trubet, Silvia, Madrid, México, Buenos Aires, 2000.


Luis Cabrera.

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